sábado, 16 de julio de 2011

El Algarve

Como buenos viajeros partimos pasada la una de la tarde con dirección a Carboeiro, distante unos 270km del Palace Estoril donde habíamos pernoctado.  Salimos en tres carros: Michelle y Jorge (mi amigo portugués) en su BMW, Eduardo y Jany en la Volkswagen; y Flor, Manolo y el que escribe en la van Mercedes Benz. Enrumbamos por la A2 - que es la autopista principal que te saca de la ciudad camino al sur - no sin antes cruzar el delta que divide la ciudad por el puente Vasco Da Gama, que  tiene 17km de longitud y tres carriles por lado: es un must atravesarlo de lado a lado.


Puente Vasco da Gama - El Más largo de Europa


Acá los portugueses son mucho más relajados en cuanto a los límites de velocidad. De cuando en vez se ve un cartel de máximo 120 kilómetros de velocidad, pero caminan entre 140 y 160 tranquilos, sin problemas ni controles. Las autopistas son muy buenas pero caras: a nosotros nos salió en la van, la ida, 120 soles de peaje.

Como comenté en la crónica de Lisboa, mi hermano Jorge tenía todo dispuesto y así nos lo hizo saber mediante las señales intermitentes de su coche, pues nos sacó de la pista en un desvío que señalaba 'Setubel' y cuando apenas habíamos recorrido escasamente 40km, para llevarnos a un restaurante de su amigo Miguel, frente al mar y de nombre O Miguel, con dirección Rua da Saúde 16-18, Setúbal.

email: restaurantemiguel@gmail.com


Mapa de Algarve

No bien entramos y ya teníamos dispuestos en la mesa varios platos de picar: sardinas fritas en escabeche, queso de oveja curado, aceitunas locales, ensalada de pulpo (llamada saladinha de polvo) y hueveras de sardinas de locura de sabor!!!
De almorzar nos sirvieron - ya que nosotros no intervinimos en la orden - unos chocos en su tinta (que son como jibias a la parrilla con tinta negra) en ensalada, también vino, un arroz ligueirao (que es un caldoso con navajas) compuesto de arroz blanco con fondo de navajas y navajas picadas, ajo laminado cocido y aceite VE. Es un plato de sabores suaves, bien caldoso, que acompañó a un Emperador (Red Mullet o King Fish) que te lo asan a la brasa abierto en dos.


Navajas

Se tomó vino branco, buenos licores de bajativo y postres de limao, y el doce de la casa, más abacaxi fresca. Cuenta para 8 personas 191.

No puedo terminar la crónica  de este almuerzo sin mencionar que al comienzo del mismo se apareció de sorpresa mi amigo Nuno a almorzar con nosotros y de cierta manera despedirse. La pasamos muy bien en su compañía: es una muy buena persona con sus valores familiares claros. Nos veremos pronto, Nuno!!! Gracias por tu amistad, hasta muy pronto!!!


Carboeiro

Después de este opíparo almuerzo continuamos viaje por la A2, previa parada a tomar un café en los paradores que se sitúan cada 50 kilómetros a lo largo de la misma. Felizmente sin contratiempos llegamos a Carboeiro, dos horas más tarde,  a casa de Jorge en una empinada colina frente al mar que es parte de la avenida principal de este balneario, con tan mala suerte para mí que a la hora de retroceder en esta cuesta para estacionar me fallaron los frenos y con la llanta delantera derecha le abollé el guardafangos a un Peugeot  que estaba estacionado delante de mí. Como por arte de magia apareció primero un policía y enseguida dos más. Resulta que la Gendarmería local queda a cuatro casas de la nuestra y el carro que había yo abollado era nuevo y pertenecía al policía que primero apareció!!! Qué tal suerte la mía! Todavía con quién me estaba metiendo en problemas…

Con cara de muy pocos amigos me pidió mis documentos (que felizmente estaban en regla) y como media hora de trámites después - que incluyeron un test de alcohol que pasé impecable!!! - dimos por superado este incidente. Solo nos queda aguardar la cuenta que enviará la compañía de seguros. Esperemos que no sea muy desagradable.

Playa de El Algarve
Una vez acomodados, nos fuimos a bañar al mar (distante a menos de dos minutos de la casa) hasta que anocheció. Previos aperos obligados, Jorge nos tenía otra sorpresa reservada: cenar en el conocido Restaurante Sueste, con dirección Rua Infante Santo, 91 en Ferragudo (famoso balneario de Algarve). Por si algún día quieren reservar, les paso el mail:

El propietario se llama Amadeu Henríquez, gran señor y cocinero local en este precioso balneario que recorrimos en paseo nocturno.
A Cenar
Pan campesino, mantequilla local, paté de sardina, dos raciones de camarones (en este caso gambas de buen tamaño en una receta casera muy agradable), tres sopas de pescado muy buenas, suaves, con trozos de pescado y pasta corta dentro. Esto como entrantes.
De fondo ordenamos un pescado de nombre cantarilho, de carne blanca, extremadamente fresco; que acompañó unas papas de Berbigao (XE) y las ensaladas obligadas.


Cantarilhos a la Espera

De postres: bolo Rey Aljezur, el tútano y otro Don Rodrigo; muy agradables los tres.

De tomar, buen vino local. Precio 120 por siete personas, incluídos muertos y heridos.

A dormir una vez culminado el ágape. Muchas emociones y aventuras para un solo día de tan solo 24 cortas horas.

Me olvidé de contarles que antes de llegar a la casa el primer día, habíamos pasado por el super market donde en un pozo común habíamos puesto de todo para el desayuno... y muchas cosas más que no tenían nada que ver con  el mismo, pero que igual llenaron el carrito común.

Tomate Raf


Algunos hicieron deporte temprano, lo que no fue mi caso pues la tarde anterior me había golpeado  los dedos menores del pie con una roca sumergida y los tenía hinchados.

De desayuno había de todo: café, jugos de naranja y toronja, morcilla, jamón artesanal, boloña italiana, pechuga de pavo, cuatro tipos de queso (dos franceses entre ellos), cinco tipos de pan, arúgula, tomate raf, lechuga, huevos de corral, mantequillas de cabra y de vaca, galletas dulces y saladas, vinos blancos y tintos, y vodka helado, entre otras delicias.
Ferragudo

Todos tomamos desayuno: unos optaron por los sólidos y otros por los líquidos. A buen entendedor  pocas palabras.
Como a las tres de la tarde decidimos ir a la playa Carneiro, al sitio llamado Rei das Praias, en el balneario de Ferragudo, para bañarnos y, si provocaba, picar algo, cosa que cumplimos a cabalidad. Partimos con coolers de reglamento oficial, toallas, bloqueador y buen ánimo. Afortunadamente nos tocó buen clima y buen mar aunque después de un tiempo la marea nos botó de la playa.

Bogavante
Como consecuencia de este percance de la naturaleza decidimos, con Jorge y los demás, ir a la pescadería de un amigo a 30 kilómetros de distancia para buscar productos marinos vivos. Afortunadamente llegamos a tiempo y encontramos dos bogavantes enormes vivos y dos kilos de almejas fresquísimas. Pasamos enseguida por el super market local para comprar lo que hacía falta del menú elegido, que era bogavantes a la brasa con ajos en mitades, culantro fresco y aceite VE;  la mitad de las almejas también en la misma preparación y el resto lo utilicé yo para hacer un risotto entomatado de almejas y maíz dulce que quedo de PM y que acompañó muy bien las entradas que preparó con maestría nuestro querido hermano portugués Don Jorge Bita Bota. De postre ni me acuerdo; solo me acuerdo haber llegado a mi cama pronto presto!!!

Praia da Falesia
A la mañana siguiente, que era la última que íbamos a pasar en Carboeiro - ya que tomamos la decisión de dormir esa noche más cerca de Lisboa por la simple razón que nuestro vuelo hacia París vía Milán salía a la una de la tarde y no queríamos prisas para este viaje de placer y de amistad - nos fuimos a pasear por los barrios fichos de la Algarve, comenzando con Quinta do Lago, uno de los complejos más importantes de Europa para vacacionar. También visitamos otros sitios como Garrao, Vale do Lobo, Quarteira, Villamoura (donde tienen una de esas bellas marinas de Europa), Falésia, Oura, Albufeira, Saó Rafael, Carvalho, Carneiros, Vale da lapa, Pintadinho, Tres Irmaos,  para terminar en Praia Batata cerca a Lagos, donde nuevamente tenía Jorge todo dispuesto para almorzar en un restaurante rústico en una playa virgen en lo más fresco de la zona... qué nos esperará!?.
Praia dos Tres Irmaos
El sitio se llama Playa Chavamava (o playa grande) y el restaurante, Don Carlos. No tiene carta, solo una pizarra con la pesca del día, un mostrador refrigerado donde te muestra lo que se pescó esa madrugada (que incluye calamares, almejas, ostras, además de los pescados) y una pecera llena de langostas, centollas y bogavantes.
Cómo te los sirve? Todo se come a la brasa, aliñado con aceite VE, ajo a montón (me olvidé de contarles que el ajo en Portugal es totalmente diferente al nuestro: es muy suave de sabor y no cae pesado así te lo comas crudo) y culantro fresco picado. Todo lo acompaña con ensalada de tomates y cebolla, papas cocidas y verduras a la cacerola.
Nosotros, cual buenos soldados culinarios, nos regalamos con unas lulas a la parrilla en su tinta, almejas al vapor con todos los condimentos de ley que expliqué en el párrafo anterior, dos salmonetes y un pargo (los tres a la brasa). Un buen vino blanco de la casa puso en punto perfecto este repas...

Alcacer do Sal


Después de este ligero almuerzo bajo en calorías, opté por darme un buen baño en el mar, que estaba de buena temperatura y de mucho sol. Otros se echaron a los brazos de Morfeo en la misma playa.

Como Jorge tenía que ir a votar - ya que había elecciones en su país al igual que en el nuestro - Flor, Manolo y yo adelantamos por unas horas el regreso hacia Lisboa, pero con un parada en  la Pousada Historica de Alcácer do Sal donde habíamos reservado para dormir esa noche y no manejar de un solo tirón desde la Algarve hasta el Aeropuerto de Lisboa (270km). En este castillo muy cerca de Lisboa se edificó la posada Alfonso II, un verdadero hotel de lujo en Alentejo. La ciudad de Alcácer se asienta sobre 5000 años de historia (que se remonta al neolítico superior). En esta posada pueden verse vestigios del cruce de culturas: Fenicia, Árabe y hasta Romana.
Desde lo alto se domina el recorrido del Rio Sado, que cruza un extenso y verde valle. Otra de las razones por las que escogimos este lugar: por ser la tierra del arroz y de los piñones de Portugal... Qué tal cena nos espera esta noche, en un restaurante reservado de antemano y de apellido A Descoberta.


Restaurante A Descoberta - Alcacer do Sal
Y qué 'descoberta' este restaurante regentado por la Doña Paula (la propietaria, con muchos galardones como gran cocinera de comida regional).
Nos dejamos llevar por el consejo local y nos fue de película!!!
Para comenzar, de piqueo lo obligado en la mesa: aceitunas mini de sabor excepcional, chocos en ensalada, ensalada de conejo muy bien aliñada y suave, y por cierto pan campesino Alentejo con mantequilla casera.
De principales: una dorada frita con lo habitual de ajo y aceite, que acompañó un tacu-tacu de papas con hongos muy peculiar y sabroso por lo novedoso. Proseguimos con una masa de almejas, que es una pasta caldosa de fideos cortos con almejas y que liga con un fondo que es un sueño de sabor al paladar... Prosigo mis queridos lectores: un arroz con frijoles y bacalo que acompaña  unas verduras verdes, de excente sabor! Y lo mejor, a mi parecer, fue lo que pidió Michelle: unas espinacas con piñones que juegan con arroz Alentejo. Un aplauso para este magnífico plato local, espectacular y sobretodo inolvidable.

Lomo de Bacalao

De postre: torta de queso fresco y pastel casero de yemas de huevo.
Solo nos quedó irnos a dormir para poder asimilar todas estas experiencias locales de gastronomía y acerbo cultural... que no son fáciles de digerir.
Partimos temprano hacia el aeropuerto de Lisboa para viajar con destino a Paris, donde ya nos aguarda una nueva aventura.

Buen Apetito!!!